El jueves 17 de febrero llega el día de la excursión al teatro, La Celestina. El dia de antes se avisó de que a las 9:00 había que estar en Fuenlabrada central, exactamente abajo, donde se sacan los tickets. Parece ser que está información se nos debió de olvidar o es que el día de antes nos habíamos acostado tarde con la excusa de la excursión, y por la mañana no teníamos ganas de ir hasta la Renfe andando y, sobre todo, ¡madrugar!. (Con esto no quiero decir que sea mi caso).
Poco a poco, por el camino, nos íbamos encontrando con los campañeros y no sé si por casualidad o por otra cosa pero todos llevábamos la misma cara, con la expresión de: ¡me han hecho madrugar para ir a una excursión!
Una vez estando todos (me pareció captar que un compañero no vino, pero claro, iría al instituto como hacemos todos) en Renfe y con la hora un poco pasada nos ponemos en camino y cogemos el tren en dirección a Atocha. Parece que en el tren ya nos íbamos animando y se empezaban a oír las primeras risas mañaneras, la mayoría provocadas por el alumno Álvaro Martín, que si estudiase tanto como hace reír, sacaría matrículas. Pero bueno sigamos con nuestra pequeña aventura.
Llegamos a Atocha, andamos, y por fin llegamos al teatro. Ya que aún no era la hora nos pusimos a buscar una tienda de alimentación en la que casi todos nos aprovisionamos para cuando empezase la obra.(Y no se que manía tenemos, si luego nos dicen siempre que no podemos comer ni beber una vez dentro, pero así de cazurros somos). Dadas las 11:00, entramos en el teatro, un tanto pequeño pero muy acogedor, ocupamos las butacas, y esperamos a que empezara la obra. Ahora, cuando ya está todo listo, es cuando entra el señor X, encargado del teatro, y nos dice: “No se puede comer ni beber”.
¡Empieza la función! Durante toda la obra los actores, que eran solo siete pero eran grandes artistas (unos más que otros) conseguían mantenernos atentos a la historia. Cabe destacar que la representación está muy bien, aunque le faltan algunas escenas, como la de la comida, y los lamentos de Pleberio. El actor/actriz a destacar es el que hacía de Pármeno, que fue el que provocó la mayoría de las risas y las partes divertidas y humorísticas que todo teatro debería tener. Después, algunos actores, se quedaron atendiendo nuestras ipreguntas, y nosotros que ya sabéís cómo somos, les preguntamos algunas cosas un tanto peculiares. Nos resolvieron preguntas como: ¿Cuánto tardasteis en aprenderos la obra?, ¿es difícil? ¿no te ha costado hacer esta escena? ¿en las escenas donde aparecen actos subidos de tono, realmente no da vergüenza? ¿estás descubierta/o? ¿no te molesta que en el guión ponga que tienes que hacer algo que no te guste o te incomode? a lo que los actores contestaron humilde y razonadamente.
Una vez dada por finalizada la obra, nos ponemos en marcha hacia Fuenlabrada, cogiendo el tren en Atocha, donde el alumno antes destacado nos hace disfrutar de un divertido viaje. Ya estamos de vuelta y hemos podido disfrutar de un gran día de teatro.
Rubén Navarrete, 1º bBachillerato A