lunes, 31 de enero de 2011

3. El primer día de clase de: María José Arroyo


8h30, 20 de septiembre de 198…, treinta miradas escrutando cada centímetro de mi cuerpo y un mareo agridulce desde el último pelo de la cabeza hasta la punta del pie. ¿Qué decir? ¿Qué no decir? ¿Sentada? ¿De pie? ¿Seria? ¿Sonriente?.. Un catálogo de preguntas cuya respuesta debía consumarse en ese preciso instante. Triunfo del tuteo y de la cara de muchos amigos.
     Así recuerdo que todo empezó en Manacor (sí, el pueblo del envidiado guaperas Rafa Nadal fue mi primer destino como profesora), con unos alumnos, como hoy decimos, que me lo pusieron muy fácil. Su respeto y comprensión (se me notaba que era novata) consiguieron que aquella profesora joven, jovencísima, comenzara tranquila su aventura con un “Buenos días, me llamo María José y soy vuestra profesora de Lengua y Literatura”.
     Otros muchos días han sido el primero, pero las emociones que sentí –miedo, ilusión, peso de la responsabilidad, ¡socorro!, me quiero ir- nunca han sido tan plenas.
     ¿Qué ocurrirá el último? Queda pendiente.


María José Arroyo Hernández, profesora de Lengua y Literatura.

2. El primer día de clase de: Susana Castro

Llevo veintitrés años dedicada a la enseñanza, de modo que no me acuerdo
cómo fue mi primer día dando clase. Lo que sí recuerdo de mi primer día de
instituto es que una profesora de Filosofía me dijo que no podía estar en el
pasillo y me mandó entrar en el aula, pues se creyó que era una alumna de
COU (lo equivalente a 2º de Bachillerato). Del primer curso recuerdo un
grupo de 2º de BUP (lo equivalente a 4º de ESO) en el que había tres o
cuatro alumnos, bastante macarras, que me hacían la vida imposible en clase.
Yo acudía al Jefe de estudios para que me ayudara a poner orden, pero este
señor no se parecía en nada a nuestro querido Camacho: era muy alto,
corpulento, con barba y con una voz muy fuerte. Puedo asegurar que, en las
charlas que les echaba, me asustaba yo más que ellos. Por el contrario,
estaba encantada con un grupo de 1º de BUP del que era tutora y recuerdo a
un alumno pelirrojo y pecoso, Oscar Cubo, que bromeaba mucho conmigo, era muy simpático. No me acordaba de su nombre, pero me ha bastado un vistazo a los estadillos de notas de ese grupo. Y es que conservo los de junio y
septiembre de todos los grupos a los que he dado clase, desde 1989 hasta
ahora.
Susana Castro, profesora de Matemáticas

PASIÓN POR RENOIR - PASSION POUR RENOIR

Le jeudi, vingt Janvier deux mill onze, les élèves de 4º ESO et 1ºBACHILLERATO, nous sommes allés au Musée du Prado.
Nous avons pris le train et nous sommes arrives à Atocha. 
Benedicto, le père de Cristina Escribano, nous a reconté un peu de l’histoire de Madrid.
Un moment plus tard nous sommes arrives au Musée du Prado et nous avons regardé l’exposition “Passion pour Renoir”.
Renoir, est né le vingt-cinq février mil huit cent quarante et un, à Limoges, France. Il a commencé à peindre a mil huit cent cinquante quatre. Il appartient à l’Impressionnisme, et il peint des portraits et sourtout des paysages. Il meurt le trios décembre mil neuf cent dix-neuf.
Après avoir vu l’exposition de Renoir, nous sommes allés voir les salles consacrées à Rubens. Tous les tableaux appartiennent au Musée du Prado.
À la sortie du Musée, les élèves de 1º Bachillerato nous sommes allés au Mcdonald’s pour manger, et les élèves de 4º ESO, Antonio et Benedicto sont allés au Parc du Retiro.
Après tout ça nous sommes rentrés chez nous avec un bonne impression d’avoir passé une si bonne journée.
Les élèves de français de 1º Bachillerato

El jueves, veinte de enero de dos mil once, los alumnas de 4º ESO y de 1º Bachillerato de francés, fuimos al Museo del Prado.
Cogimos el tren y llegamos a Atocha.
Benedicto, el padre de Cristina Escribano, nos estuvo contando un poco sobre la historia de Madrid.
Un rato más tarde, llegamos al Museo del Prado y vimos la exposición “Pasión por Renoir”.
Renoir, nació el 25 de febrero de 1841, en Limoges, Francia. Empezó a pintar en 1854. Es un pintor perteneciente al Impresionismo, y pinta retratos y sobre todo paisajes. Murió el 3 de diciembre de 1919.
Tras ver la exposición de Renoir, fuimos a ver las salas dedicadas a Rubens. Todos sus cuadros pertenecen al Museo del Prado.
A la salida del museo, los alumnos de 1º Bachillerato nos fuimos a comer al Mcdonald’s, y las alumnas de 4º ESO, Antonio y Benedicto fueron al Parque del Retiro.
Después de todo esto, regresamos a casa con una buena impresión tras haberlo pasado tan bien durante el día.
Los alumnos de francés de 1º Bachillerato

miércoles, 26 de enero de 2011

1. El primer día de clase de: Pablo Marcos


Como me pasaría varios años después al comienzo de cada curso, la noche anterior a mi primer día de clase dormí poco y mal. Nervios, preocupación y miedo a lo desconocido me hacían dar vueltas en la cama y mirar el reloj constantemente.
      Mi primera vez, fue en un colegio de Primaria en Fuencarral, allá por septiembre del 95. Me acuerdo como si fuera hoy. Ya había visitado el centro y conocido a la directora y alguna compañera. Por cierto, todo mujeres. Era el único profe y me mimaron mucho. Todas encantadoras. Amables, comprensivas y sonrientes. El alumnado ligeramente complicado: el centro había pasado de 1200 alumnos a 200 y estaba básicamente formado por inmigrantes y gitanos de un cercano poblado de chabolas. Se meaban en las esquinas durante el recreo. Alguno fue sin zapatos. Y eso si, todos con muchos mocos.
      La primera clase era a las 9, con niños de 6 años, 1º de Primaria. Pura era su tutora: 50 años y larga experiencia. Le gustaba la música y me ayudó mucho. Casualmente, era vecina en el Barrio del Pilar. Y allí estábamos los dos, en aquella clase luminosa con olor a goma de borrar, charlando como si nada estuviera pasando. Mis nervios se iban disipando y llegaron los niños. Todo fue más fácil de lo que pensaba. Llevaba hasta el último detalle organizado, aunque no creo que saliera como esperaba. En fin, hay que ir aprendiendo.
      Los niños a esa edad son encantadores. Te llaman “papá” sin querer y de repente te dan un beso. Recuerdo a Josito. ¡Ay, Josito, qué malo eras! Bueno, malo no, travieso. Te escondías debajo de la mesa, con los brazos cruzados, el ceño y los labios fruncidos y no había manera de que hicieras nada. Al menos yo no podía. Pura si, claro. A Pura la querían y la respetaban. Bueno, creo que a mi también me quisieron, aunque no me recuerden. Nunca se sabe. Quizá Josito, con sus veintipico años ahora, recuerde vagamente a aquel profe que les hacía cantar y dar vueltas al ritmo de una pandereta y les miraba con cara de impotencia cuando la clase se le iba de las manos.

Pablo Marcos (profe de Música y C. Sociales)

jueves, 20 de enero de 2011

La historia del Manga

El concepto del dibujo manga comenzó a mediados de los años 40, aunque no empezó a denominarse como tal hasta la década de los 50, así que nos enfocaremos, por ahora, en el comienzo.
En el año 1945 el señor Osamu Tezuka comienza a dibujar historias en un formato por viñetas que vio en Estados Unidos, pero con un dibujo menos detallado y de trazos más simples. A la gente de su zona (Osaka) le gustaban las historietas y la forma de comportarse de los personajes, bastante semejante a la de los ciudadanos de esa zona (según los residentes de Tokio). Tezuka publicó algunos de sus trabajos en una revista infantil pionera en este tipo de dibujo: Manga Shonen.
El dibujo manga fue expandiéndose por Japón y ganando más dibujantes y seguidores: lo mejor era que cuantos más dibujantes había, más aumentaba la calidad del dibujo, aunque todavía estaba lejos de ser lo que es ahora.
Por fin, en los años noventa el dibujo manga comienza a expandirse por otros países y a hacer un proyecto de imágenes en movimiento al que llamarían “ANIME”. “Akira” fue la primera película de Anime que se hizo, y pese a lo antigua que es, su calidad de dibujo es mucho mayor que la de bastantes series de la actualidad.
También en los años noventa nació la empresa de publicación de dibujo manga Shonen Jump, una empresa encargada de buscar y seleccionar a los mejores dibujantes y series manga del mundo. Por ella han pasado grandes series como: Dragon Ball, Saint Seiya (Los caballeros del Zodiaco), Bleach, Onepiece… De hecho, casi todas las series se publican en esa revista. 
Y así llegamos a la actualidad, momento en que el dibujo manga no deja de aumentar su popularidad y su calidad. Su principal difusión fuera de Japón se da en Estados Unidos y en algunos países europeos, como Francia, España y Alemania, donde no dejan de buscarse nuevos talentos inspirados por esta influencia oriental.
José Miguel Ekoro, 4ºD

martes, 18 de enero de 2011

Historia del cómic

La palabra cómic designa a aquello que algunos denominan figuración narrativa; esa forma híbrida que mezcla texto e imagen se desarrollo en Norteamérica a fines del XIX.
A estas narraciones se las ha denominado cómics porque fueron esencialmente cómicas. Hasta 1929 no apareció el primer cómic realista, Tarzan, de Harold Foster, inspirado en la obra de Burroughs.
Como las restantes formas expresivas creadas por los medios de comunicación de masas, los cómics son unos productos industriales. Ello supone que en el proceso que va desde su creación hasta su difusión pública en ejemplares múltiples y en forma de papel impreso, intervienen gran número de personas y diversos procesos técnicos. En puridad, el cómic existe como tal sin necesidad de su multiplicación y difusión masiva, y, de hecho, el producto artesanal y único surgido del pincel o de la plumilla del dibujante lo es ya. Sin embargo para que tal producto alcance el estadio de la comunicación de masas es necesario proceder a su reproducción en ejemplares múltiples, tarea propia de la industria periodística o editorial.
El cómic es un fenómeno de ámbito mundial. A pesar de que históricamente alcanza su máxima expresión en Estados Unidos y Europa, Hoy en día, se lo encuentra por doquier, y sobre todo en Japón, donde está experimentando un volumen de producción y un dinamismo extraordinarios.
Cada país ha adoptado un término específico para designar esta expresión artística: así, en Francia las tiras o strips dan lugar a Bande dessinée o B.D.; en Italia el termino fumetti deriva de la palabra fumetto (o humito), que designa al bocadillo. Los países anglófonos utilizan comic y en España se alterna ese término castellanizado cómic con la palabra historieta, más globalizadora, utilizada así mismo en la América hispanohablante. En Portugal se utiliza el término quadrinhos.

Los orígenes.
Los cómics surgieron, precedidos de una larga tradición de narrativa iconográfica en Europa y por un exuberante desarrollo de la ilustración, en el seno de la industria periodística estadounidense, a finales del siglo XIX.
Los cómics nacieron en Estados Unidos como consecuencia de la rivalidad de dos grandes rotativos de Nueva York: el World (New York World), propiedad de Joseph Pulitzer desde 1883, y el Morning Journal, adquirido por William Randolph Herast en 1895.
En un clima de intensa competencia comercial, el World creó, en abril de 1893, un suplemento dominical en color en el que publicaron sus creaciones los dibujantes del periódico. Entre estos figuro Richard Felton Outcault, quien desde julio de 1895 dio vida a una serie de abigarradas viñetas, sin narración secuencial, en las que con intención caricaturesca mostraba estampas infantiles y colectivas del proletario barrio de Hogan Alley, en Nueva York. En esta serie, y a través de diversos tanteos, fue tomando cuerpo un protagonista infantil -calvo, orejudo, de aspecto simiesco y vestido con un camisón de dormir de color amarillo (coloración adquirida el 16 de febrero de 1896)- que fue bautizado como Yellow Kid (niño amarillo). Aunque en la serie habían aparecido ocasionalmente globos con locuciones inscritas, Yellow Kid se expresaba, a través de textos escritos en su camisa, en un lenguaje crudo y populachero.
Pero al adquirir Hearst el Morning Journal e iniciar, en octubre de 1896, la publicación de su suplemento dominical titulado The American Humorist, arrebató a Outcault a su rival y le hizo que continuara las andanzas de Yellow Kid en sus páginas, mientras el World proseguía la publicación del mismo personaje, pero dibujado por Geo B. Luks.
Los cómics primitivos, siempre de carácter jocoso, iniciados por Rudolph Dirks en el Mourning Journal, se orientaron fundamentalmente hacia los protagonistas infantiles y sus travesuras (Kid strips), tendencia en la que destacaron los revoltosos niños germano americanos The Katzenjammer Kids (1897), en el marco de África tropical.
Con la duplicidad de Yellow Kid y con este nuevo episodio se instauró definitivamente en los cómics la supervivencia de los personajes dibujados más allá de la voluntad, e incluso de la muerte, de sus creadores originales.
Una ternura infantil presidió también la creación de Little Tiger (1897), el tigrecito dibujado por James G. Swinnerton para el Morninga Journal, que iniciaba la estirpe de animales protagonistas. En el mismo periódico apareció, en 1899, el vagabundo Happy Hooligan, obra de Frederick Burr Opper. El mismo dibujante dio vida a los extravagantes franceses Alphonse and Gaston (1900), caricatura del refinamiento francés, y a la agresiva mula protagonista de Her name was Maud! (¡Su nombre era Maud!).
Así empezó a esbozarse, siempre en forma de caricatura, la tipología del antiheroe asocial, que tuvo su mejor plasmación en el alto y poco escrupuloso Augustus Mutt (1907), obra de Bud Fisher, iniciador de las daily-strips (tiras diarias), personaje que en 1908, encontraría al pequeño Jeff en un manicomio, con quien se uniría para formar la extraña pareja Mutt and Jeff.
Sin embargo, en la era de la adolescencia de los cómics, el punto más alto de utilización de la fantasía, sin inhibiciones industriales, corresponde a la aportación de Windsor McCay. Este inició la explotación del universo onírico con la serie Dreams of the Rarebit Fiend, en la que un personaje que había comido en exceso Welsh Rarebit (tostada cubierta que queso derretido con cerveza), tenia en cada episodio una pesadilla, de la que despertaba en la última viñeta.
También tuvo una orientación presurrealista la originalísima serie protagonizada por la gata Krazy Kat (1910), obra de George Herriman, que , a modo antinatural, aparecía enamorada del ratón Ignatz, pero no era correspondida, y, en cambio, era amada por el perro-policía Ofissa B. Pupp, a quien ella no quería.
Este ciclo de libérrima fantasía creativa, tanto en la elección de personajes y situaciones como en audacias técnicas y narrativas, entró en declive hacia 1915, debido en parte a la estandarización y conservadurismo industriales impuestos al género al ser tutelados los cómics por los Syndicates distribuidores de material dibujado en los periódicos, los cuales ahorraron así a las empresas periodísticas el mantenimiento de dibujantes propios, si bien renunciando con ello los rotativos al lujo de la exclusiva en este campo.
La creación de los Syndicates supuso un progreso, por cuanto al desvincular el dibujo de cómics de las redacciones de cada periódico dio enorme difusión al género, pero también un retroceso tanto por imponer una estandarización formal y temática, como por la abrumadora influencia ejercida sobre los autores y sus productos, cuya libertad e independencia artística quedaron seriamente amenazadas. Consecuencia de la actitud estandarizadora fue la codificación e implantación de ciertos géneros, como la tira familiar (family strip), que si bien era de intención satírica, en el fondo era respetuosa con la institución familiar que criticaba. En este ciclo destacaron: las series de George McManus, The Newlyweds (1904), y Bringing up Father  (1913), feliz sátira del inmigrante nuevo rico; The Gumps (1919), de Sidney Smith; The Thimble Theatre (El teatro del dedal), 1919, de Elzie Crisler Segar, serie de la que en 1929, surgiría Popeye.
La existencia de una amplia capa femenina de lectores de cómics determinó también el nacimiento de la girl strip, con protagonista femenina,  cuya pionera fue Polly and her Pals, 1912, de Cliff Sterrett (guión y dibujo).
En esta era de adolescencia de un arte los cómics podían juzgarse en su conjunto como productos culturales bastante candorosos y con un registro temático notablemente limitado.
No obstante se dieron algunos tímidos balbuceos en el campo del cómic de aventuras. En este apartado cabe señalar el nombre del dibujante Charles W. Kahles, autor de las aventuras en globo del niño Sandy Highflyer (1903), y del también infantil Hairbreadth Harry (1906), un muchacho justiciero. Dando un paso más Harry Hershfield introdujo en 1910 la estructura serial, con episodios que se continuaban. Sin embargo, el intento más importante para implantar la narrativa de  aventuras en los cómics provino del dibujante Roy Crane, autor en 1924, de la serie protagonizada por Wash Tubbs, quien desde 1928 actuaría acompañado del Captain Easy. En esta serie a pesar de los rasgos caricaturescos de los rostros ya presentar a un protagonista de baja estatura, Crane rebasó el esquematismo gráfico de sus predecesores al introducir el uso del pincel, con masas negras y grises matizados, anunciando el estilo naturalista que sería propio del cómic de aventuras en la década siguiente.
Quiero apuntar antes de proseguir, que aunque la capitalidad de los cómics en los primeros años del siglo correspondiese a Estados Unidos, también se produjeron obras valiosas en algunos países europeos como en Inglaterra, Francia e Italia sobre todo.
El periodo que se abre en 1929 y se cierra con el comienzo de la II Guerra Mundial constituye una edad de oro para el nuevo medio de expresión, debido en parte a la considerable ampliación temática producida con la introducción de la mitología aventurera, lo que conllevó una notable ampliación de la esfera de sus lectores. Una nueva generación de dibujantes, consiguieron rebasar el estilo bufo y el grafismo caricaturesco en el que habían permanecido constreñidos los cómics durante sus primeros años de vida.
En enero de 1929, Alan Harold Foster inició la publicación dominical de las aventuras de Tarzán, el famoso hombre mono ideado por Edgar Rice Burroughs en 1914. En la misma fecha en que apareció Tarzán, lo hizo también el futurista Buck Rogers, dibujado por Dick Calkins, que junto a su inseparable compañera Wilma Deering abrieron el sendero de la ciencia-ficción en los cómics. En octubre de 1931, cuando la ola de criminalidad engendrada por la prohibición y el gangsterismo nacido a sus expensas batía marcas sangrientas en la nación, apareció el detective Dick Tracy, obra de Chester Gould. De este modo se implantaron en los cómics estadounidenses los tres géneros mayores de la épica aventurera: la aventura exótica, la ciencia-ficción y la aventura policial y de intriga.
Alex Raymond en enero de 1934, bajo encargo de King Features Syndicates, lanzó al mercado Flash Gordon destinado a competir con Buck Rogers, a Jungle Jim, cuyas aventuras selváticas era una replica de Tarzán, y a Secret Agent X-9, para cubrir el campo de aventuras de intriga,  cuyo guión era del novelista Dashiell Hammett.Así se consolido el género de aventuras en los cómics, precisamente en la década en que la nación padecía los estragos de la Depresión y el público aparecía especialmente receptivo a las evasiones imaginarias y estimulantes proporcionadas por este tipo de narrativa heroica y compensadora de las agobiantes frustraciones cotidianas.
El cómic derivaría hacia posiciones netamente racistas y de agresividad política, exasperadas durante la II Guerra Mundial. Los ejemplos de manipulación política de los cómics son numerosisimos. El Japón militarista los utilizó ya antes de la II Guerra Mundial para exponer sus ambiciones expansionistas: así, en las aventuras de Dankichi, de Keizo Shimada, un niño japonés naufraga con su mascota en una isla al sur del Pacifico, en la que más tarde era coronado rey por los nativos, quienes así reconocían la hegemonía política nipona.
En 1936, aparece la obra del guionista Lee Falk y el dibujante Ray Moore, Phantom (El Hombre enmascarado), que se podría incluir en el apartado de aventuras exóticas.
En el terreno de la ciencia-ficción destacó Brick Bradford (1933), un precursor de Flash Gordon, guionizado por William Ritt y dibujado por Clarence Gray.
En Otros ambientes más cotidianos, el clima moral de la Depresión contribuyó a la creación de otras series en las que, de un modo directo o indirecto, se hacía referencia a la difícil situación. Ejemplo típico de esta tendencia social fue la popularisima tira protagonizada por Li´l Abner, un joven campesino, pobre casi analfabeto, creado por Al Capp en 1935.
Documento de la época fue asimismo Apple Mary (1932), de Martha Orr, sufrida mujer de edad madura y víctima de la crisis económica, que la empujó a vender manzanas por las calles, de donde derivó su nombre (Apple: manzana). Tampoco estuvo ausente en aquellos años el mensaje sociopolítico de las creaciones de Walt Disney, y particularmente en las andanzas del ratón Mickey, primer muñeco que saltó de la pantalla al papel impreso (1930), y que en su primera fase se convirtió netamente en el símbolo del triunfo del débil sobre el poderoso.

Pero, junto al nacimiento de la aventura épica, la principal novedad en la historia de los cómics de los anos treinta fue la aparición de la modalidad editorial llamada comic book. Los comic books dieron un impulso enorme a la difusión del género, se convirtieron en lectura predilecta de los soldados en campana e incluso llegaron a utilizarse como manuales de instrucción militar.

La espectacular emergencia de una nueva generación de superhéroes en sus páginas, así  llamados  por ostentar unas capacidades físicas netamente sobrehumanas. El más celebrado y arquetípico fue Superman obra del escritor Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster, que apareció en 1938  en el primer número de Action Cómics Magazine.

Tras la senda de Superman aparecieron nuevos superheroes, no siempre suficientemente imaginativos. Así, Captain Marvel (1938), fue acusado de plagio ante los tribunales y Fawcet Publications tuvo que suprimirlo en 1945. A la misma generación perteneció Batman 
(1939), creado por Bob Kane, al igual que The Flash (1939), escrito por Graner Fox y dibujado por Harry Lampert.



La vigorosa expansión internacional de los cómics estadounidenses alcanzó en su apogeo los mercados europeos, dificultando el desarrollo de los nacionales en el continente, incapaces de competir con tal competencia.
En Francia, la avalancha de cómics estadounidenses se canalizó a través de la agencia Opera Mundi. Pero la novedad más importante del cómic de expresión francesa lo aportó, en 1929, el belga Hergé (Georges Rémi) con el niño aventurero Tintin, flanqueado por su inseparable Milú. Vivió aventuras  en los cinco continentes y tuvo su primer albun con Tintin au pays des Soviets (1930). También apareció en Bélgica el importante semanario Spirou (1938), cuna del personaje homónimo creado por Rob Vel (Robert Velter).

En España, en donde la revista Pulgarcito (1923) había dado un gran impulso al género, destacaron algunos excelentes caricaturas y dibujantes humoristicos, como el extraordinario K-Hito (Ricardo Gracía López), quien en sus tiras, protagonizadas por Macaco y fundó la revista Gutiérrez (1927). Entre las revistas anteriores a la guerra civil  cabe señalar: la barcelonesa Pinocho (1931); Yumbo (1935), que difundió los nuevos cómics de aventuras; Mickey (1935), etc.
Tras la contienda civil, que sirvió para una ocasional politización de los chistes y de las tiras dibujadas, emergió con fuerza la revista donostiarra Chicos (1938). Dando la guerra pie al enfrentamiento de los cómics de los bandos republicano y nacionalista.

A una inspiración política hay que atribuir también la creación de Roberto Alcázar, dibujado por Eduardo Vaño sobre guiones de Juan B. Puerto. Este personaje, además de su significativo apellido, ostentó un rostro inspirado en José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange.



Diego Fuentes, 4º AB

lunes, 17 de enero de 2011

MARIO VARGAS LLOSA




Apuntes biográficos

Mario Vargas Llosa es a sus setenta y cuatro años el último escritor que ha recibido el premio Nóbel a su carrera literaria, además de tener ya en su haber dos premios de trascendencia decisiva en lengua española: el Cervantes y el  Príncipe de Asturias. También es miembro de la Real Academia de la Lengua (sillón L).

Nació en Perú, en 1936, y tiene nacionalidad española desde 1993. Al revisar su biografía, nos encontramos con las tres líneas que han marcado el guión  de su vida hasta hoy: las circunstancias familiares y sociales; su fascinación por la literatura y los viajes; y su relación de amor/odio con la política, los políticos y los militares.

Mario Vargas Llosa fue hijo único, de padres separados, por lo que no conoció a su progenitor hasta cumplidos los diez años. Este reencuentro afectó a Mario de manera decisiva: no quería cambiar los mimos de su madre por  la férrea disciplina de su padre, que, además, no veía con  buenos ojos el gusto del niño por la poesía. Por ello, el Vargas Llosa adolescente tendría que leer versos a escondidas.

A los catorce años, su padre lo envió al Colegio Militar Leoncio Prado, un internado donde cursó el 3º y el 4º año de educación secundaria, entre 1950 y 1951. Allí soportó una férrea disciplina militar, y, según su testimonio, fue la época en la que leyó y escribió “como no lo había hecho nunca antes, consolidando así su precoz vocación de escritor.  Sus lecturas predilectas fueron las novelas de los escritores franceses Alejandro Dumas y Víctor Hugo. Esos recuerdos le sirvieron de punto de partida  para su famosa primera novela La Ciudad y los Perros.

Vargas Llosa escritor

Las primeras experiencias con la escritura llegaron a través de su trabajo como columnista en varios periódicos locales de Lima y de Piura, apenas hubo terminado el colegio.
Su obra, entroncada en el realismo, ha supuesto un tratamiento renovador del mismo a través de estructuras narrativas y formas expresivas nuevas a partir de los relatos, como Los Jefes, de 1959 y de su primera novela. Muchos de los episodios de su vida tienen relación directa o indirecta con el argumento de sus novelas.

Su obra, entroncada en el realismo, ha supuesto un tratamiento renovador del mismo a través de estructuras narrativas y formas expresivas nuevas a partir de los relatos, como Los Jefes, de 1959 y de su primera novela. Muchos de los episodios de su vida tienen relación directa o indirecta con el argumento de sus novelas.

En 1959 se le concede el premio Leopoldo Alas Clarín por su relato Los Jefes. Y con una beca para hacer el doctorado en la Universidad Complutense, Vargas Llosa se traslada entonces a Madrid, con 23 años. En un bar de la calle Menéndez y Pelayo de Madrid cercana a su pensión, el entonces estudiante peruano pasó las tardes escribiendo La ciudad y los perros, la novela que se convirtió en un hito del boom latinoamericano  y que constituye una feroz crítica a un sector de la sociedad moralmente condenado y a los métodos de enseñanza del colegio militar de Lima “Leoncio Prado”, en cuyo patio de armas fueron quemados cientos de ejemplares.
En 1960 se traslada a París y empieza a escribir de forma prolífica, publicando cinco años más tarde su segunda novela, La casa verde, acerca de una casa-burdel del mismo nombre. La trama se centra en Bonifacia, una chica que tras ser  expulsada de un convento, se transforma en «la selvática», la prostituta más conocida de “La casa verde”.
La carrera literaria ya era irrefrenable y los títulos y los  éxitos se fueron sucediendo: Los Cachorros, Conversación en la catedral, Pantaleón y las Visitadoras, La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo, la Fiesta del Chivo, Las travesuras de la Niña Mala… Sin olvidar su autobiografía: El pez en el agua, de 1993, y El sueño del celta, su última novela, recientemente publicada, que trata sobre la vida de Roger Casement, cónsul británico en el Congo Belga, que se dedicó a denunciar las atrocidades del régimen de Leopoldo II en el país africano.


El “Boom” hispanoamericano, rasgos de la narrativa de Vargas Llosa

La década 1960-1970 es la época del llamado “Boom” hispanoamericano, cuya ubicación dentro de unos límites temporales, formales y personales definibles ha sido emprendida por muchos críticos. Existe el consenso de que la publicación en 1962 de La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa marca el momento de cambio decisivo en la recepción mundial de las letras latinoamericanas. De aquí en adelante, la editorial barcelonesa Seix-Barral (que galardonó a La ciudad y los perros con su prestigioso Premio Biblioteca Breve) iba a convertirse en una de las fuerzas más poderosas en la promoción de los nuevos narradores en el mercado librero mundial. El Premio Nobel de literatura otorgado a Miguel Ángel Asturias en 1967 representa el apogeo del boom, a la vez que simboliza el enlace entre la literatura, la política y el mercado.

El boom aparece vinculado en un primer momento a la causa revolucionaria cubana, si bien con el recrudecimiento de la línea represiva de Castro en los años sesenta (y a partir de 1968 en particular) numerosos escritores (Cabrera Infante, Vargas Llosa, Fuentes) expresaron su desilusión con el régimen, originando una profunda división en el seno de la comunidad le los intelectuales latinoamericanos.

La nueva narrativa hispanoamérica se caracteriza por una serie de innovaciones cuyos destellos llegan hasta nuestros días:
·        Ampliación temática y preferencia por la novela urbana (La ciudad y los perros, Conversación en la Catedral).
·        Incorporación de discursos de consumo masivo: música popular, cine, radio…
·        Experimentación con la estructura del relato, que hace que este parezca un montaje cinematográfico:
-         Cambios de puntos de vista y combinación de personas narrativas.
-         Rompecabezas temporal: Discontinuidad cronológica, se superponen el tiempo pasado, el de los acontecimientos y el de los personajes.
·        Cambios en cuanto al lenguaje:
-         Omnipresencia de monólogo interior y estilo indirecto libre.
-         Superposición de estilos y registros: desde lo más popular a lo más culto,
-         Distorsiones sintácticas y léxicas
·        Se involucra al lector en el proceso de creación , recreación y/ o desciframiento del texto concebido como juego, laberinto, rompecabezas.

Vargas Llosa político


En la década de 1980, Vargas Llosa se volvió políticamente activo. Fue candidato electoral por el centro derecha con un programa orientado a luchar contra los males endémicos de Perú como la violencia terrorista y la mala situación económica.  Aunque los primeros sondeos le situaban como favorito, finalmente perdió las elecciones frente al candidato Alberto Fujimori, en 1990.
Tras la derrota electoral, Vargas Llosa regresa a Madrid. El gobierno de Alberto Fujimori lo amenazó con quitarle la nacionalidad peruana, así que para evitar convertirse en un apátrida y, a petición del escritor, el Gobierno español le concede la nacionalidad española en 1993, conservando también la peruana.
Vargas Llosa criticó los modelos políticos de Cuba y México. En México , en 1990, calificó  como la dictadura perfecta al sistema político mexicano, con el neoliberal Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) en aquellos días presidente,  en el contexto de más de seis décadas de presencia del partido  PRI en el gobierno.
Igualmente, ha sido crítico con el entroncamiento del gobierno de Fidel Castro, a pesar de que en un principio defendiera los valores de la revolución cubana.
 En años recientes ha evolucionado políticamente a posturas ideológicas más liberales y mantiene vínculos con importantes ex dirigentes de la derecha de varios países como José María Aznar (ex jefe del Gobierno español) y Francisco Flores (ex presidente de la República del Salvador). El 29 de septiembre de 2007 participó en el acto de presentación del partido español de Rosa Diez,  Unión, Progreso y Democracia prestando su apoyo público a dicho partido.
Yolanda Barreno

Paseo arquitectónico

Cúpula del  Hotel Palace. Foto Juanjo Jiménez

El 23 de Enero el curso de 1º Bachillerato de Dibujo Técnico nos fuimos de visita a Madrid para ver los edificios importantes a nivel arquitectónico, además de algunas visitas a exposiciones de Madrid.

Nuestra visita comenzó desde Atocha, teniendo como primer edificio importante la propia estación de Atocha y al lado de esta el actual Ministerio de Agricultura. A continuación nos adentramos en el centro de Madrid subiendo por el Paseo del Prado, en el cual vimos muchas construcciones interesantes como el Jardín Botánico, la cuesta de Moyano, El museo del Prado, el Caixa Forum y el Ministerio de Sanidad y Consumo. Después dimos a parar a la fuente de Neptuno donde celebran los colchoneros los títulos y donde se hayan los dos mejores hoteles de Madrid: el Palace y el Ritz. Además fuimos a ver a los leones del Congreso de los Diputados y el edificio de la bolsa de Madrid. Hay que destacar que estuvimos dentro del Palace y fue asombroso…Para finalizar el Paseo del Prado vimos el Museo Tyssen.
Edificio Capitol. Foto Rubén Campos

Tras terminar el Paseo del Prado dimos a parar a la fuente de la Cibeles donde el Real Madrid celebra sus títulos y donde aparte de ella está la Antigua Casa de Correos y el actual Ayuntamiento de Madrid, La Casa de América, y el Banco de España. Después estuvimos viendo dos exposiciones: una de fotografías sobre Madrid antes, durante y después de la Guerra Civil, y en el Instituto Cervantes una exposición sobre libros y portadas de antiguos periódicos tanto españoles como extranjeros. Y después de estas dos exposiciones finalizamos con la última visitando una exposición sobre una página web que vende edificios por internet (Idealista.com) y que exponía su método.

Decoración navideña. Foto: Leyre Soria

Después de esto estuvimos comiendo en el restaurante Gula Gula de Gran Vía, y posteriormente visitando todos sus edificios y evolución de estos. Tras finalizar la visita a los edificios más importantes tuvimos una actividad más lúdica, visitando el Fnac de Callao y varias librerías de libros y cómics que el profesor Juanjo conocía y que están muy interesantes.

Para terminar volvimos a la estación de Atocha con la iluminación navideña que era muy bonita. Fue una excursión educativa y a la vez muy divertida porque nos reímos mucho.
Rubén Campos, 1º Bach. A
El Congreso de los Diputados. Foto Juanjo Jiménez

lunes, 10 de enero de 2011

Felicitación navideña

Exterior de la tarjeta

Interior de la tarjeta
El alumno recibiendo su premio
Todos los regalos que se entregaron

El día de entrega de notas, dimos su premio a los nueve afortunados que quedaron finalistas en el concurso a la mejor tarjeta navideña. En las imágenes podéis ver el exterior y el interior del christmas, a Pablo Rebollo entregando el premio a Diego Fuentes de 4º B y los pack completos de libros, cómics, películas, catálogos de arte y hasta recetas de cocina que recibieron todos aquéllos que se pasaron para llevarse estos contenidos.